Unos compañeros de instituto, ante la posibilidad de suspender una asignatura, deciden secuestrar a su malvada profesora, para intentar hacerle cambiar de opinión. Pero las cosas no salen en absoluto como tenían previsto.
La partitura de este filme en un juego de engaños, en el que nada es lo que aparenta: juega con soltura y con óptimo sentido del humor a tergirversar tópicos y códigos de la música de género. Referencia puntualmente al Herrmann de Psycho (60), con el uso de las cuerdas pero sin buscar un cariz paródico, sino para menguar el suspense de la película y potenciar, por el contrario, la ridiculez en la acción de los airados estudiantes. A ello contribuyen también unos temas jazzísticos y otros que parecen ser idílicos, pero que en realidad no hacen sino consolidar la misma sensación de gran farsa musical.