En 1934, dos Ranger de Texas son asignados como investigadores especiales para localizar y capturar a Bonnie y Clyde.
El compositor aplica una música sustancialmente orgánica, folk, que intenta sin conseguirlo encontrar un espacio en el filme más allá de la mera ambientación, que también acaba por resultar fallida. Se trata de una creación sin solidez ni en su estructura ni tampoco estética, que fracasa en todas sus pretensiones dramáticas (con momentos bochornosos, tales como la secuencia de uno de los protagonistas con el padre de Clyde Barrow) y con otros que buscan dar al filme un cierto punto de trascendencia pero sin conseguirlo.
Hay reminiscencias a otras obras del autor, tales como Road to Perdition (02), aunque en su resultado final no va más allá de una sucesión de temas parcheados, que nada consiguen explicar. Las músicas ambientales son de mero acompañamiento y ni siquieran dan especial énfasis a las escenas en las que se aplican. Son estas músicas a ras de suelo que en teoría deberían servir para impulsar y elevar por contraste a aquellas que sirven para lo dramático y para la evocación, pero todo acaba siendo una amalgama de músicas absolutamente irrelevantes para lo que es la construcción del filme, sin continuidad alguna, perfectamente intercambiales en muchas ocasiones y que finalmente generan apatía y aburrimiento.