Nos manda José Barrera una duda que le ha surgido de la lectura de El Guion Musical en el Cine y que traemos al Ágora para compartirla, explicarla y abrir debate.
Música individual, compartida y colectiva (pág. 46): “La música puede ser atribuida a un personaje, y así sirve para comunicar emocional o intelectualmente aspectos de ese personaje (...) y es la música la que habla por él”.
Mi pregunta es si cuando se comunica emocionalmente aspectos de un personaje se está aportando conocimiento o dando información sobre ese personaje (por su reacción o respuesta, en forma de emoción, a algún estímulo). ¿Es por tanto, a la vez, comunicación intelectual?. O volviendo a la clasificación de la música por su comunicación, si se establece una comunicación emocional con el espectador, ¿sería música opcional?.
----------------------------------
Muchas gracias, José. Déjame comenzar aclarando que la música siempre se comunica emocionalmente con el espectador, aunque sea en grado mínimo. La cuestión es si esa música además lleva carga informativa. Si es así, prevalece la información que se aporta y la comunicación ya no es solo emocional sino también intelectual. Por tanto, tu enunciado si cuando se comunica emocionalmente aspectos de un personaje se está aportando conocimiento o dando información sobre ese personaje se responde por si mismo: la comunicación es intelectual (emoción+información).
Naturalmente el grado de información que aporta una música puede variar y ser más o menos determinante, según los casos. Lo único que importa -pues para eso se emplea- es que se establezca un puente de comunicación (emocional o intelectual) con el espectador. Sucede que si un tema musical tiene dueño reconocible (particularmente si es un personaje) difícilmente podrá comunicar solo emociones pues aplicado y entendido sobre ese personaje el espectador inevitablemente estará recibiendo informaciones, como enseguida explico. Por el contrario, si el tema musical se aplica sobre un concepto (la guerra, por ejemplo), la comunicación será emocional, incluso variando (desolación, indignación, horror) pues el espectador no recibirá información de nada ni de nadie, simplemente emociones generadas desde la película y enviadas por el director (salvo que esa música sea empleada como voz en off en el relato, algo de lo que hablaré en otra ocasión y que sucede con frecuencia en documentales).
Si presentamos un tema musical en vacío, esto es, sin que explique nada concreto o tenga atribución (por ejemplo, una melodía al inicio del filme acompañando imágenes de la ciudad), generará una emoción determinada o incluso inconcreta, pero una emoción. En el momento en que esa misma melodía se atribuya a un personaje puede pasar a explicar cosas del personaje, por básicas que sean, y por tanto estará dando información. Y la comunicación será siempre intelectual, aunque sea en un grado mínimo. Pero si el espectador aún no asocia ese tema al personaje -aunque ya le pertenezca- entonces no habrá comunicación intelectual sino emocional. Es exactamente lo que sucede con el tema principal del capítulo más reciente en el serial Lecciones de Música de Cine: el tema principal presentado como inicial es solo emoción, y lo es también en su segunda aparición. Pero en la tercera y sucesivas ya contiene información.
Todo depende de la estrategia narrativa de la música. En realidad es una deliciosa trampa de las muchas que pueden hacerse con la música en el cine, porque esa música solo emocional... ¡ya no lo es cuando vuelves a ver la película y sabes cuál será su significado posterior!. Y entonces es cuando descubres una película nueva en la película que creías haber visto. De esto también hablaré largo y tendido en próximas ocasiones.
Por supuesto no hay marcha atrás: una música puede cambiar de significado o de propietario, pero no designificarse y volver a ser solo emocional, pues el espectador siempre retendrá la información que haya aportado, aunque haya cambiado. Y por ello, si hay comunicación intelectual no puede ser una música opcional (a elegir entre varias) sino necesaria (es solo ese tema el que debe ponerse para que el espectador lo entienda).