No ha habido unanimidad en votos pero sí en opiniones: las doce personas que hemos formado el jurado de los XXI Premios MundoBSO hemos coincidido que lo hecho por Pascal Gaigne en la película vasca Ilargi Guztiak (21) - Premio MundoBSO a la Mejor Banda Sonora Española- es una excelencia en lo musical pero especialmente y ante todo en lo cinematográfico. El propio Gaigne la considera una de sus mejores creaciones para el cine y yo concuerdo plenamente: conozco una gran parte de su trayectoria (y me refiero a verla funcionando en las películas) y creo que esta es una obra llena de inteligencia, compromiso en lo dramatúrgico y narrativo, y sobre todo creadora de lenguaje cinematográfico, que es exactamente de lo que se trata este oficio. Pero sin embargo, el compositor no está encontrando trabajo en el cine, desde hace tanto tiempo como el que tiene esta película, finalizada en 2020 y estrenada en 2021. Lo explicó él mismo en la conversación que tuvimos el pasado octubre en el Café MundoBSO: la gente de la profesión, comentaba, creía que estaba a tope de trabajo pero la realidad era tan diferente como llevar más de un año sin trabajar. Eso, unido a la enfermedad de Parkinson, que padece desde hace tiempo pero que no le impide componer, se suma a una época especialmente difícil y complicada.

El cine español ha ganado mucho cuando ha tenido música de Pascal Gaigne, y no estoy seguro que nos podamos permitir el perder su buen hacer, como ya perdimos hace tiempo el de Ángel Illarramendi -inexplicablemente, debo decir-, el de Carles Cases o el de otros compositores que han sido condenados al olvido. No voy a desmerecer a ningún compositor que esté trabajando en el cine, siendo este además un medio tan competitivo, porque muchos de ellos encuentran proyectos porque son capaces de asumirlos con eficiencia y talento. Pero Gaigne ha aportado siempre eficiencia y talento y también una voz personal, única, que nada tiene de industrial sino mucho de artesanal. No hay tantos que tengan ese don. Pero Gaigne lo tiene, en obras más interesantes y también en obras que lo son menos, pero lo tiene.

Nuestros Premios MundoBSO no son físicos ni por supuesto económicos, son un reconocimiento sintetizado en una palabra: gracias. Es inexplicable que los Goya pasaran por alto y ni nominaran una obra como la que nosotros, que tenemos oídos y sobre todo ojos, sí hemos querido premiar, con un gracias. Pero el mayor premio, para Gaigne y también para nosotros, sería que este compositor volviera a hacer cine. Ojalá este 2022 que recién empieza el cine español se dé cuenta del error que está cometiendo y lo llame a formar parte de los créditos de modo frecuente.