Hoy hemos anunciado a Iván Palomares como ganador del XXII Premio MundoBSO a la mejor banda sonora española y hoy quiero pedir su voto para los XXXVII premios Goya. Lo hago desde el absoluto respeto y una consideración sobradamente demostrada hacia las otras finalistas: solo en MundoBSO las hemos reseñado todas y además aplaudido, celebrado y agradecido. En el editorial Goyas a la inteligencia, del pasado 1 de diciembre, expresé lo que pienso de lo aportado y sumado por Olivier Arson (As bestas), por Julio de la Rosa (Modelo 77), por Fernando Velázquez (Los renglones torcidos de Dios) y por Maite Arrotajauregi/Aránzazu Calleja, ambas, desde ya, firmes opciones a nuestros XXIII Premios MundoBSO en tanto que Irati se estrena en 2023. Me expresé claramente e insisto ahora: todas esas bandas sonoras son un paso adelante para el cine español y en todas hay lecciones que mostrar y enseñar en Universidades y escuelas de cine. Yo ya lo estoy haciendo.
Que pida el Goya para Iván Palomares no significa que no vaya a celebrar que lo gane cualquiera de las otras, pues realmente todas lo merecen. Lo pido no solo por la absoluta exquisitez de su música en Las niñas de cristal, que es puro caviar, ni solo por lo inteligentemente arquitecturada que está en la película ni solo por ser buena parte de su espina dorsal, de su corazón y de su alma. Ni tampoco solo por su admirable dramaturgia: lo pido también porque sería una formidable manera de premiar e impulsar el cine más pequeño y artesanal, sería el éxito de un David frente a los triunfantes Goliats en que afortunadamente se han convertido las muy exitosas As bestas, Modelo 77 y Los renglones torcidos de Dios.
Lo pido también porque Palomares es el único de los y las finalistas que aún no tiene un Goya y no es un recién llegado sino alguien que lleva mucho trabajo hecho a sus espaldas. Lo pido también para que la industria española del cine le plante cara a la demencial y muy dañina política de Netflix -y otras plataformas- de no permitir, con contadas excepciones, que las bandas sonoras españolas sean editadas, allá donde no ponen problemas en Estados Unidos u otros países. Lo denuncié en el editorial Algo extraño en Netflix y Palomares es uno de los damnificados: Universal edita Modelo 77, As bestas el sello francés Le pacte, Quartet ha lanzado Los renglones... y Plaza Mayor Irati, pero no sin complicaciones todo lo que ha podido conseguir Palomares es lanzar por su cuenta en digital Las niñas de cristal, pero no con un sello de prestigio que ayudaría a prestigiarle internacionalmente (a él, a su banda sonora... y también a la música de cine española). El Goya significaría plantarse ante los responsables de Netflix y evidenciar el monumental error que cometen intentando ningunear mundialmente las bandas sonoras españolas.
Es harto probable que el 11 de febrero suban a recoger su segundo Goya Olivier Arson o Julio de la Rosa, quien creo que es el que más opciones reales tiene. Lo celebraré y bien saben ellos que muy sinceramente. Lo mismo digo con respecto a Velázquez y a Calleja y Arrotajauregi: a mis textos sobre sus obras me remito. Es harto probable que mi petición de voto para Palomares no tenga efecto alguno entre quienes votan. Pero desde el absoluto respeto y admiración por todas las obras finalistas yo quiero manifestar públicamente que, si yo votara, lo haría por Iván Palomares.