Notable creación de finalidades sustancialmente ambientales pero en la que el compositor aporta también un tono que está a medio camino entre lo moderadamente irónico y cierta ternura en algunas de sus melodías, donde se destaca por el empleo de la guitarra, el piano y las sonoridades acústicas. La calidez y las bondades de la música la convierte -como sucede lícitamente en otras músicas escritas para el género del documental- en un factor opinativo del director, en este caso resaltando la fragilidad e indefensión de toda una generación de futuros adultos en Estados Unidos.