Una joven apasionada por la moda descubre que es capaz de trasladarse a los años 60, donde conoce a una deslumbrante aspirante a cantante. Pero el Londres de la época no es lo que parece y el tiempo parece desmoronarse con oscuras consecuencias...
La presencia -muy justificada y solvente- de las canciones ambientales en la película dejan poco margen para la música instrumental, pero pese a ello Price traza una senda con un tema que arranca como motivo musical en la segunda aparición del personaje interpretado por Terence Stamp. Se desarrolla con sus posteriores apariciones o la referencia a él y finalmente se expande y toma la forma de tema completo -y claramente principal- como música que lleva a protagonista y espectadores al gran secreto del pasado. Sirve, pues, de guía y de camino hacia un destino. Le falta algo de claridad y de consistencia, pues es demasiado difuso incluso en su parte más expuesta, y recuerda más a una película de James Bond que no a un thriller de los que el filme y la propia música homenajean: es destacable la evocación a Goblin y a otros compositores, pero se echa en falta una perspectiva al estilo Pino Donaggio, que no solo hubiera creado un tema principal muy diáfano y visible sino que también sumaría mucho en los planos emocionales con respecto a las sufridas protagonistas, puesto que ambas quedan algo desconsideradas musicalmente. Con todo, la aportación del compositor se integra bien con las canciones y da un nivel de cierta trascendencia dramática al filme.