Esta nueva adaptación del clásico de Dumas es un gran espectáculo cinematográfico de acción y aventuras, con gran inventiva visual, acelerado ritmo y tramas sólidas y bien elaboradas de romances y de traiciones. Tiene casi todo lo que se puede esperar de un filme de entretenimiento de estas características: solo le falta una música más comprometida con lo relatado y de menos aires industriales, prefabricados, pues en no pocos momentos parece un parcheo de temas zimmerianos puestos solo para cumplimentar con el énfasis de las acciones. Se constata una vez más que ni en estas películas se cuenta con la música como elemento para la dramaturgia o la narración, simplemente para cubrir las necesidades inmediatas de las distintas escenas, con irrelevantes inserciones en lo dramático y en lo sentimental. No hay construcción alguna ni por tanto nada que desarrollar: es solo una banda sonora para convertir la película en algo así como un parque de atracciones estupendamente bien producida pero vacía de contenido.