Precuela de la mítica saga televisiva y cinematográfica. Aquí, el destino de la galaxia está en manos de dos encarnizados rivales nacidos en mundos muy diferentes: un joven granjero de Iowa y Spock, criado en el planeta Vulcano. Ambos compiten por ser los elegidos para formar parte de la tripulación de la nave USS Enterprise. Una amenaza externa les fuerza a la necesidad de forjar una insólita pero sólida alianza.
Podría resultar sorprendente, en primera instancia, que el compositor haya evitado en su partitura la referencia melódica a las imponentes y tan conocidas músicas de la saga, pero ha sido una opción obviamente deliberada: esta no es una continuación, sino una precuela, y se ha querido que tenga esa apariencia, la de un filme nuevo, original, previo.
En todo caso, aunque tampoco hubiera resultado inadecuado acudir a las referencias musicales previas -por lo de mantener la línea estética de toda la saga- el compositor se explaya con una suntuosa partitura épica, de gran intensidad melódica, con un muy poderoso tema principal y una estructura temaria bien definida: al sentido épico del tema principal, se añade el místico de uno de los centrales y la presencia de un tercero destinado a lo misterioso y el peligro, si bien no funciona como contratema. Estos tres se corresponden además a los tres niveles dramáticos de la música, y en cada uno de ellos hay temas secundarios destinados a reforzarlos.
Esta es una banda sonora clásica, conservadora, seguramente no tan imponente y con la personalidad de las previas, pero con entidad propia.
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