Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar tu experiencia y nuestros servicios, analizando la navegación en nuestro sitio web.
Si continuas navegando consideraramos que aceptas su uso. Puedes obtener más información en nuestra Política de Cookies.
Octavo episodio de la serie televisiva. Quedan forjadas nuevas alianzas.
Reseña de Ignacio Marqués Cuadra:
SPOILERS
El compositor cierra la temporada con un último episodio que musicalmente eleva el sentido de la espectacularidad y la sorpresa al nivel del primer capítulo, pero también cierra o hace avanzar considerablemente muchos de los numerosos arcos narrativos que se han venido construyendo musicalmente desde el principio de la temporada. La línea más importante de todas (la venganza de Galadriel) vuelve a alcanzar en este capítulo una gran importancia, aunque no ese protagonismo tan marcado del primer episodio. Su tema explica las reacciones, dudas y pensamientos internos de la elfa al descubrir todos los secretos acerca de su mayor enemigo. Tras ser manipulada y seducida por el mismo Sauron para unirse a él, su tema vuelve a posicionarse firme hasta el final, estando dispuesta a hacer más sacrificios con tal de conseguir el nuevo poder que los elfos necesitarán para hacer frente al Señor de la Oscuridad.
El mayor giro argumental del capítulo confirma lo que ya se podía sospechar desde el análisis de la música, tanto en la inversión de los leitmotivs de Sauron y Halbrand como en el momento sospechoso en que este último y Galadriel estrechaban la mano al final del capítulo quinto para unirse contra Adar. La conversión musical de Halbrand hacia Sauron no se produce de una forma completamente inmediata, sino que el tema va conociendo variaciones más oscuras y sospechosas hasta que finalmente se revela en el personaje la música de Sauron. Cuando manipula y trata de convencer a Galadriel, su música no es oscura sino bella y seductora, hasta que no puede hacer nada más por atraerla y por fin se torna tenebrosa y muy poderosa, como se había venido utilizando a lo largo de muchos capítulos.
Desde la aparición del propio título de la serie al principio de la temporada, por fin llega también a su destino el tema del poder del mithril, que nos estaba marcando el proceso de la creación de los anillos. Este es desarrollado y ampliado musicalmente en la última fase del proceso (la forja) hasta la aparición de un nuevo tema central, más poderoso y místico, que es para los anillos ya construidos. Se anticipa momentos antes de la propia creación, en el momento en que se decide que han de ser tres anillos en lugar de dos. Aunque presentado formalmente aquí, este tema central ya se nos había adelantado solo musicalmente en los créditos finales del primer episodio, sin la posibilidad de que el espectador pudiera asociarlo aún a los anillos. Resulta también muy interesante un momento en que es aplicado el tema de la creación de los anillos cuando Elrond va tras las pistas que ha dejado Halbrand, narrando musicalmente que Sauron ha formado parte del proceso de creación de los anillos. Por último, el tema de los anillos (en sus dos variantes) es desarrollado en los créditos finales en forma de canción –y ya como tema principal de la serie– cuya letra es la famosa estrofa tolkieniana sobre los anillos de poder.
En cuanto al extraño, también se nos acaba desvelando su identidad no sin antes pasar por un momento transitorio en que la música de Sauron acaba surgiendo con gran poder sobre él. Estas aplicaciones del tema de Sauron sobre el extraño que se venían produciendo desde su misma llegada a la Tierra Media en el primer capítulo vienen a confirmar que estaba siendo confundido por los siervos de Sauron por el propio Señor de la Oscuridad y que de haber sido encontrado primero por las místicas hubiese sido un poderoso servidor del mal (es lo que por ejemplo se deducía cuando el personaje mató a las luciérnagas o hizo daño a Nori inconscientemente). Al tener datos sobre su identidad (es un Istar, un mago), el personaje decide que irá a Rhûn (las tierras de las místicas) a descubrir cuál es su verdadero propósito en la Tierra Media.
El arco musical de Nori también avanza considerablemente al acabar tan ligada al destino del extraño. La simple existencia y luminosidad de su tema ya venía anticipando en todos los episodios anteriores que la pelosa es un personaje muy diferente –casi incompatible– con la filosofía de vida de su comunidad. Al final del episodio, su música vuelve a brillar al unirse al extraño en su próximo viaje a Rhûn (que veremos en la segunda temporada).
Por último, el tema del linaje de Elendil por fin se significa completamente como el de los Fieles, ofreciendo nuevas explicaciones dramáticas y narrativas sobre los Elendil y el incierto futuro que les espera tanto a él como a Míriel en Númenor.
Aunque este capítulo final deja musicalmente bastante margen para que muchas líneas sigan desarrollándose en futuras temporadas, todo lo comentado concluye muy satisfactoriamente el que ha sido un titánico trabajo de narración musical que McCreary ha construido desde el primer episodio con exquisito rigor, excelencia, inteligencia y máximo compromiso.
