Un genio acompaña a nuestro entrañable protagonista a través del umbral de la ilusión y los sueños. Es invisible, camaleónico, y desprende una frescura encomiable que, sujeta en todo momento a las vicisitudes de un sobresaliente guión y una puesta en escena inolvidable, conduce nuestros sentimientos por un universo de lirismo y felicidad. El genio, claro está, es Michael Giacchino, y la imprescindible obra que nos ocupa, RATATOUILLE, pertenece a ese selecto grupo de maravillas en donde sobran las palabras y nos faltan adjetivos insignes para poder calificar su bondad musical, su respeto por este glorioso Arte, y su maestría a la hora de enamorarnos continuamente. Esta banda sonora, de las más logradas, inconmensurables, pletóricas y fascinantes de 2007, es Magistral. Absolutamente todo el score de Giacchino penetra en nuestro corazón y nos hace pasar un rato inolvidable. El disco, está plagado de temas sobresalientes, uno tras y otro, y en conjunto conforman una pieza tan exquisita como los manjares que prepara Remy. Y sí… podría ser un show perfecto y maravillosamente alborozado de no ser por el contrapunto marcado por los temas más líricos y bellos, profundamente bellos. Ese doble cariz, siempre entre la genialidad y la elegancia, hacen de este surtido RATATOUILLE algo sobrecogedor. Lágrimas y sonrisas. Sonrisas y lágrimas. No importa el orden. En este increíble score todo tiene su momento, su lugar, y fluye y fluye sin parar como si por momentos el Paraíso (en este caso, el restaurante Gusteau) abriera sus puertas para nosotros. Dicho esto, resta sólo añadir que la esplendida RATATOUILLE es, para mí, la mejor banda sonora que ha tenido una película de Pixar en su corta pero intachable trayectoria. ¡¡ Ahí la tenéis, chic@s!! ¡¡¡ Buen provecho!!! –siw-