Un joven gendarme tímido y de apariencia inofensiva, presta sus servicios entre mayo de 1978 y abril de 1979 como encargado de la investigación sobre el “asesino del Oise”... que es es él mismo.
Banda sonora dramática que el compositor aplica para explicar las turbulencias emocionales y mentales del protagonista, su aparente frialdad pero también su desquiciamiento. Todo ello, en el entorno del crimen y misterio en el que se rodea y se rodean los demás. La música, refinada, destaca la inteligencia del personaje, aunque sus quiebros señalan su progresivo demoronamiento.