El compositor aplica una creación diversa que pretende afrontar lo dramático, el misterio, lo épico, la acción o lo ambiental, sin logran consolidar ninguno de sus frentes. Una de las razones es que tarda demasiado en encontrar su espacio en la serie, yendo detrás y por debajo de los acontecimientos y no generando expectación alguna, simplemente remarcando lo que es ya obvio. La falta de solidez estructural, su dispersión y lo anodino que son algunos de sus momentos acaba convirtiendo a la música más en un añadido que en algo integrado que ayude a impulsar la serie. Solo en los capítulos finales encuentra su mayor interés, aunque ya tarde.