Cuando sus padres mueren en un accidente de coche, una adolescente queda bajo la tutela del sabio y paciente Miyagi, quien le enseña artes marciales. Cuarta entrega de The Karate Kid (84).
La menos interesante aportación musical del compositor en la saga, con los recursos ya agotados y sin excesivas pretensiones. Muy reiterativa y efectista. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio The Karate Kid I-II-III-IV (07).