La música del compositor no incide en el carácter mítico y glamouroso de la estrella, sino que subraya los aspectos más dramáticos de una vida llena de sufrimiento. Para ello plantea su partitura desde una dualidad melódica en la que los temas intimistas, muy tristes, se conjugan con otros jazzísticos, más apacibles, con los que se contrasta la realidad de la mujer y la apariencia del personaje que sedujo al mundo entero.

En este enfrentamiento musical juegan un papel muy destacado el uso de instrumentos como el piano y el arpa, por una parte, y el saxo soprano y la trompeta por el otro, de modo que, oponiéndolos, se hacen palpables las contradicciones y la gran incertidumbre de quien habría de encontrar un trágico final, y el carácter no resolutorio de esta composición no hace sino fomentar esta desalentadora y fatalista impresión.