Las pugnas entre portugueses y españoles por hacerse con el poder en uno de los territorios colonizados en la Sudamérica del siglo XVII.
Mítica partitura con la que el compositor afianzó su estatus internacional y que le supuso el regreso, por todo lo alto, al cine americano que había abandonado años atrás. Intensa en su belleza, eminente en su espiritualidad y perfecta muestra de la fusión entre las tradiciones musicales europeas y las étnicas, con una cuidada mezcla entre de coros y percusiones. Sus tres grandes temas centrales (el de la misión, el del padre Gabriel y el de los guaraníes) se transforman en significados superiores (el Paraíso, los jesuitas y la comunión). Obtuvo merecidamente un éxito arrollador y aportó las máximas dosis de elegancia a la película, pero también de dramatismo, especialmente en su aplicación en la secuencia más catárquica del filme, la matanza final. El compositor escribió la banda sonora con la película ya montada, debiendo obtener una de sus melodías a partir de los movimientos de dedos que Jeremy Irons, uno de los protagonistas, hacía al tocar la flauta (rodada sin música, claro).
Ágora: Las Mejores BSO
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