En multitud de ocasiones, tras un film digamos que de dudosa calidad, se esconde una magnífica banda sonora.
Bruno Nicolai, sabe transmitir las emociones del personaje de Justine, con la utilización de elementos rómanticos, para la maldad el uso es totalmente diferente, con un sonido muy barroco.
Su banda sonora es uno de los mayores aciertos de un film que será recordado por ver a una Romina Power bastante jovencita.