Cuatro personas se apuntan voluntariamente a un programa de experimentación psicológica, sin imaginar que lo que les espera es una auténtica pesadilla.
El compositor firma una elaborada y sofisticada partitura de tipo psicológico y emocional, que combina música gélida, distante y aséptica frente a otra de una gran calidez dramática, de tono clásico y con predominio de los instrumentos de cuerda, que aporta un color de contenido dolor y desesperación. Se trata de una obra atmosférica, por momentos asfixiante y en otros muy elocuentemente descriptiva, y una de las mejores creaciones de su autor.