Un hombre que huye de la Mafia se esconde en un apartamento, pero su vecina quiere convencer a su marido que le delate, para cobrar la recompensa.
El compositor aborda este filme tratándolo como si fuera alta comedia, con melodías en las que pretende dar una impresión sofisticada y refinada, pero a modo deliberadamente artificioso. Estas falsas apariencias, en la partitura, se logran mediante el empleo de una diversidad de estilos mezclados: el jazz, la música romántica o el barroco. Todos surgen de las características propias de cada personaje de la película, pero en su combinación el compositor dota de sentido a esta creación, que abarca con solvencia lo sentimental y lo que es puramente bufonesco, con un peculiar afrancesamiento sonoro y el divertido uso del saxofón, instrumento líder del que saca el máximo provecho en ese propósito.