El compositor recrea, mediante el uso de electrónica e instrumentos como la guitarra, un entorno futurista desolador, árido, y en ese contexto inserta elementos dramáticos moderadamente angustiantes que contribuyen a dar una perspectiva integradora e inmersiva. La estética ciberpunk y los colores saturados que predominan en buena parte del metraje son integrados en lo musical, en un viaje muy emocional donde en lo turbio y oscuro se vislumbran rayos de esperanza y optimismo.