La monótona vida de una madre soltera cambia cuando llega a sus manos una carta de amor sin destinatario concreto.
Partitura en la que el bandoneón es el instrumento más destacado y el tango el estilo melódico principal, aunque hay espacio para otros temas románticos que, conducidos por el piano, resultan ser más convencionales a pesar de su gran belleza y suponen una cierta concesión del compositor a la música que se espera oír en un largometraje como este. Pero es la única objeción que se le puede achacar ya que lo que domina es la radiante grandeza de las eternas melodías porteñas, en sus vertientes lírica y dramática, elaboradas con gran pericia y apasionamiento.