El compositor aplica una extensa y muy variada partitura en la que aborda con solvencia diversos frentes, como lo épico, lo dramático, la acción o incluso un moderado misticismo. Lo más brillante, sin embargo, es el tono grotesco y decadente que imprime en algunos de sus temas, dando una sensación adecuada de demencialidad. El conjunto de sus temas son muy elaborados, individualmente considerados, aunque globalmente se trata de una creación débilmente estructurada y algo reiterativa en sus intenciones.