Filme de animación que transcurre en una elegante ciudad bajo cuyas calles viven unos monstruos que salen de las alcantarillas por la noche para hacerse con los bienes más preciados de los habitantes: sus hijos y sus quesos.
El compositor firma una sólida partitura sinfónica en la que hay música para el divertimento ligero y desenfadado, el énfasis de la acción, lo humorístico de un suspense algo impostado y también para lo sentimental. Cuenta con un notable tema principal que le sirve para estructurar todo el conjunto y esta es una melodía retentiva que se complementa con otros temas dispuestos a dar al filme un tono festivo pero también serio y grave, en una aparente contradicción de la que se obtienen buenos resultados, como corresponde a los códigos habituales en el género.