Una de las mejores bandas sonoras jamás compuestas para un peplum italiano. Pese a que la película se llama “La batalla de Siracusa” en realidad el trasfondo bélico de la IIª Guerra Púnica entre Roma y Cartago es casi una excusa, pues lo que aquí se desarrolla principalmente es un melodrama romántico inventado entre Arquímedes (el célebre científico de la Antigüedad Clásica) y Artémide (un personaje femenino ficticio). Aunque la película está por encima de la media en este género no deja de ser un absoluto desperdicio dedicar la mayor parte de la cinta para desarrollar una historia de amor, poniéndose por delante de unos personajes y acontecimientos históricos tan interesantes como los que tuvieron lugar en Siracusa en aquella época. Pese a todo, el maestro italiano Lavagnino consiguió realizar aquí una de sus mejores obras ya que su música suma muchísimo a la película, es de hecho lo mejor. Se trata de una banda sonora de una enorme fuerza dramática que se estructura principalmente a partir de un bellísimo tema de amor que solo pertenece a estos dos personajes principales (Arquímedes y Atémide). A lo largo de la película, los dos personajes se separan en varias ocasiones por diferentes razones pero este tema es el que hace que por ejemplo un personaje siempre esté en el pensamiento de otro, o cuando el hijo de ambos recibe el encargo de liderar el ataque de la ciudad con las tropas romanas, teniendo que combatir contra su propio padre, aparece una variación triste del tema principal. Es un tema con un largo recorrido en la película y aparece con numerosas variaciones, todas muy bellas y siempre dispuestas para aportar algún matiz o narrar algo. Por lo demás, se aplican marchas y música más o menos triunfal para desfiles de los romanos, un tema romántico muy sencillo para Clio (otro personaje femenino que en un principio es la prometida de Arquímedes) pero nunca participa del tema principal pues éste solo pertenece a los dos enamorados, y por último una conclusión con músicas poderosas para darle empaque al asedio por la flota romana y la mitificada defensa de la ciudad con los espejos creados por Arquímedes para quemar las naves mediante la reflexión de los rayos del sol, que el compositor ilustra también con un tema misterioso con connotaciones místicas y lo utiliza en todas las escenas de experimentación previa con los espejos. Una BSO muy notable.