Tras perder a su mujer un excéntrico veterinario que habla con los animales se embarca en una épica aventura a una mítica isla en busca de una cura para una joven enferma.
Muy lejos de las creaciones del compositor para filmes de Tim Burton o filmes similares esta es una banda sonora caótica y estridente, que busca en su grandilocuencia y también en su agotador énfasis insuflar de vida y de magia a una película muerta y ridícula, pero que resulta sobrecargada y aburrida. Más allá de su aplicación y un uso que es en todos sus aspectos excesivo, no pasa de ser una rutinaria banda sonora débil en su temario, de escaso interés en lo musical y mucho menor en lo cinematográfico.