A finales del Siglo XIX, el Albergue Rojo es una posada en un lugar apartado y que no recibe demasiados visitantes. El negocio funciona gracias a la peculiar costumbre que tienen sus dueños de matar a los huéspedes para quedarse con sus pertenencias.
Amplia partitura sinfónica, deliberadamente grandilocuente y exagerada, donde el compositor emplea todos los recursos orquestales y corales para recrear un tono paródico, casi bufonesco, pero con cierta sutileza en la mayor parte de sus melodías, de entre las que sobresale su brillante tema principal.