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El título de este artículo puede llevar a engaño y hacer creer que estoy planteando algo desde una (inexistente) superioridad intelectual o que desprecio a quienes ejercen su derecho al voto en los premios de cualquiera de las Academias o asociaciones de cine españolas: los Goya, los Mestre Mateo, los Berlanga, los CEC, los Asecan, los Feroz o los Gaudí. Estos y los que haya podido dejarme. No, no es esa la intención porque cada parecer es legítimo y válido, y las reglas del juego se respetan. Partiendo de esta premisa, que es evidente, sí hay ocasiones en las que la pregunta del título es absolutamente lícita y necesaria: ¿Se sabe nominar?. Por citar un ejemplo muy extremo, ¿en qué estaban pensando los miembros de la Academia Española cuando en su primera edición, la de 1986, nominaron la banda sonora de El disputado voto del Sr. Cayo? No tengo nada contra la película, Francisco Rabal está de maravilla, pero es que en todo el filme hay menos de un minuto de música y además compuesta ¡100 años antes! Y ese año quedaron fuera nada menos que Angoixa, de Pagán, o La guerra de los locos, de Nieto. Los académicos no supieron nominar ese año. Puede ser que fuera por ser el primer año... los franceses, en su primera edición de los César, nominaron como mejor compositor ¡a un aristócrata del Siglo XVIII!!!. Un reconocimiento, tardío pero reconocimiento a fin de cuentas para Philippe D'Orleans.
Las nominaciones de este año a los premios Gaudí son también extravagantes y justifican que se pregunte ¿Se sabe nominar? Voy a hacer un símil fácil de entender: ¿alguien comprendería que los Oscar nominasen a los efectos especiales de The Power of the Dog y no a los de Dune? No es lo que sucedió, pero The Power of the Dog también tuvo efectos especiales, de poca relevancia pero muy útiles. Nada que objetar a sus creadores. ¿Pero obviar los de Dune?
Eso es una hipótesis, pero con los Gaudí llega la realidad: ni Alcarràs ni Pacifiction cuentan -¡no las necesitan!- con aportaciones musicales que hagan entendible que se hayan ninguneado algunos Dune de música de este año. No tengo nada en contra de la labor en esas películas de Andrea Koch, por una parte, y de Marc Verdaguer y Joe Robinson en la de Albert Serra. Al contrario, les tengo el mismo respeto que a los de los efectos especiales de The Power of the Dog: han hecho una buena aportación. Por supuesto tampoco tengo nada en contra ni de Alcarràs ni de Pacifiction, de hecho considero que esta última es, por razones que aquí no pertocan, la mejor película que he visto en 2022, aunque por motivos lejanos a los alegados por la crítica. Pero ese es otro tema. El tema es que Alcarràs no tiene apenas música, más allá de alguna pincelada y en créditos finales, y lo mismo sucede con Pacifiction, que se sustenta en temas diegéticos y algo de ambiente. Desconozco Suro (música de Clara Aguilar) y Un año, una noche (de Raül Refree), las otras finalistas, así que no voy a cuestionarlas. Pero ¿cuáles fueron los Dune a los que han superado en votos?
Atención a esta lista, que es tan solo de algunos títulos de los nominables:
Solo he incluido los que conozco y de los que puedo hablar, y he excluido aquellos que, porque no conozco, no puedo avalar. Debo decir que el título menos interesante de esta lista aporta mucho más a la dramaturgia y narración de su película que las músicas de Alcarràs y Pacifiction juntas. Y no, no todas son bandas sonoras estupendas, varias de ellas son sencillas y básicas, pero son más Dune que The Power of the Dog, y que se entienda el símil. Si he de escoger, señalo como completamente inexplicable que ni Fernando Velázquez ni Zacarías M. De la Riva hayan sido nominados. Es inexplicable y no sé si es una burla, si los votantes votan por inercia o es que es gente rematadamente ignorante, pero clama al Cielo que hayan elegido los efectos especiales de The Power of the Dog por encima de los de Dune: Velázquez firma una lección de cine en toda regla y De la Riva de música, también en toda regla. Nada de eso hay ni en Alcarràs ni en Pacifiction. Nada de eso.
Y, así, en casos extremos como los de El disputado voto del señor Cayo o los de Alcarràs y Pacifiction se constata que ni hay respeto ni hay conocimiento ni probablemente interés alguno entre los académicos por la música de cine y su increíble aportación. No, no siempre se sabe nominar.
